Version française

A la orilla del Sena
pescadores cansados pescaban viejos peces
Era otoño em Paris
Las hojas no sabían si quedarse en el árbol
o caer a las aguas del río fatigado.
Varios siglos pesaban
sobre la catedral de color de ceniza
eran siglos terribles,
sacos de piedra y sangre.

La antigua catedral mostraba sus arrugas
ya no tenía dientes,
su ojos pequeñitos no miraban a nadie,
no miraban al cielo.

Europa me pareció aquel día
cansada en su belleza.

Hasta que por la calle Bonaparte
me asaltó la pintura de Iracema.

Fué como presenciar los
primeros amores de la tierra.

Todo el bosque nupcial.
La agua viva.
La frangancia del árbol dando gritos.
La furia verde
de la primavera.

Iracema
ya, por lo menos tú
no estás cansada.


Te amo.